¡Qué cantidad de cosas sentimos cuando vemos una película!, sobre todo aquellas que conectan con la parte más noble de nuestro ser; películas en donde el bueno se aventura en una vorágine de problemas, y no deja de luchar hasta que lo consigue.
Héroes que tienen superpoderes, capaces de hacer proezas imposibles y que actúan siempre del lado de la justicia, ¡quién tuviera esos poderes!... hemos pensado más de una vez, entre ilusión y decepción, pues sabemos que no es más que ciencia ficción.
Hay películas que se remontan a épocas medievales o similares, en donde los protagonistas hablan con una lengua provenzal y educada, con unos valores sobre la valentía, el sacrificio, la entrega, la honradez y el respeto, historias que rebosan en el corazón del hombre, haciéndole sentir el arrojo, el impulso que hace mucho tiempo, parece que se perdieron… Épocas en donde un hombre con una espada, luchaba contra otro en una batalla justa… no como ahora, que las guerras se resuelven en la distancia, entre balas y misiles, sin saber quién es el que apretó el traicionero botón.
Hazañas en donde un mal intenta imponerse a toda costa, pero siempre hay un grupo de personas, que se revelan ante él, para presentar resistencia y decirles a los demás, que merece la pena luchar por el bien, que aunque las nubes negras del mal avanzan con una rapidez terrorífica, aún hay esperanza para que brille la justicia.
¡Ay!, que falta tenemos de este tipo de personas, que siguen hasta el final, verdaderos líderes, en donde a su lado, iríamos hasta el fin del mundo… pero la realidad es más complicada, pues todas esas historias que desearías vivir, también están presentes en esta realidad, quitando tal vez la fantasía, pero mejor que no te veas envueltas en ninguna de ellas, pues experimentarás que no es tan bonito como en este tipo de relatos.
Sin embargo, muchos de nosotros, aun sabiendo el sufrimiento que podrían acarrear, deseamos ser partícipes de ellas, pues vivir en un mundo que ha perdido esta entereza y el habernos hecho tan sedentarios, nos hace anhelar estas aventuras, que te hacen vibrar y sentirte viv@, como pocas veces ya te pasa.
En una vida, en donde la rutina lo reduce todo a cenizas, ya solo te queda levantarte temprano para trabajar, cuidar de los niños, limpiar la casa, ir al supermercado y tirar la basura todos los días antes de cenar… a esto ha llegado nuestra vida.
Si al menos, viviéramos en una sociedad sin problemas, donde no hay injusticias y la gente no se muriera de hambre o de frío, quizás sería una bendita rutina… ojalá. Pero en un mundo en donde hay tantas asignaturas pendientes, en donde hace falta ponerse manos a la obra, unidos… esta rutina se convierte en una gran mentira de paz y armonía, una hipocresía de la que sientes verdadero asco si te pones a pensarlo.
El ser humano tiene un deseo profundo, algo que le invita a llegar a más, su esencia le grita que no es bastante con lo que hace; yo creo que si no fuera así, no sentiríamos todas estas cosas cuando vemos películas tan llenas de lo que realmente el hombre desea ser, pues la gran mayoría queremos ser buenas personas y entregar a este mundo, nuestra vida entera, si hiciera falta. Necesitamos un fin, un horizonte a donde caminar; a falta de tantas respuestas en nuestra vida, sentimos la imperiosa necesidad de avanzar cada vez más lejos, pero cuanto más lo haces, más dudas tienes, pues estas respuestas existenciales siguen sin estar aún a nuestro alcance a día de hoy.
Muchos en este vagar, van cayendo en el camino, se sientan, pues después de tanto esfuerzo y senderos complicados, solo atisban un sufrimiento y un abuso por parte de una serie de personas… un mundo que lleva demasiado tiempo en las sombras, y que sigue hundiéndose, pues el ánimo de toda la gente de buena voluntad, no es suficiente para revertir este desastre de proporciones desmesuradas.
No obstante yo creo… creo que sí podemos controlar esta catástrofe que hemos montado, pero para esto es necesario, emprender un largo camino de conocimiento y sacrificios que pocos están dispuestos a realizar. Contar con nuestros jóvenes, que son la llave del cambio, enseñarles que esta maldita realidad que hemos creado, pueden transformarla, que todo es posible, pues todo cambio parte de una educación nueva y de un deseo de querer mejorar.
Por eso, no dejes estos valores en el sofá o en la butaca del cine, cuando te levantes, llévalos contigo, traspásaselos a la siguiente generación. Tenemos una magnífica herramienta, como son tantas y tantas películas rebosantes de muestras, a lo que el ser humano aspira, aprovechémoslas y hazlas tuyas, para que puedas vivir tú también miles de aventuras; tan solo con apartarte un poco del camino establecido, de la rutina diaria y mirar hacia los lados, verás cuánta ayuda puedes dar a los demás y cuántas vidas puedes cambiar, no es tan difícil.
Para acabar te dejo este pequeño diálogo entre Sam y Frodo en el Señor de los Anillos que me gusta mucho, que realmente te invita a ese cambio, a seguir y a luchar siempre:
Sam - No deberíamos ni haber llegado hasta aquí, pero henos aquí, igual que en las grandes historias, señor Frodo, las que realmente importan, llenas de oscuridad y de constantes peligros. Esas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien?, ¿cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido?. Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba, para dar paso a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, aun cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo, señor Frodo, que ya lo entiendo, ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran, pero no lo hacen, siguen adelante, porque todos luchan por algo.
Frodo - ¿Por qué luchas tú ahora, Sam?
Sam - Para que el bien reine en este mundo, señor Frodo. Se puede luchar por eso.
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