¿Qué tal amor?... ¿cómo estás?, me gustaría hablar contigo, hace tiempo que lo tenía en mente, pero ya sabes, entre el trabajo, la casa, los problemas últimos que han aparecido, pues… no he tenido ni un minuto para conversar contigo. Han ido pasando los meses, no te he echado mucha cuenta y por eso quiero pedirte perdón, porque no te he tratado como te mereces, corazón.
No me malinterpretes, eres lo más grande que tengo y te quiero muchísimo, en todo momento pienso en ti y me gustaría dedicarte todo mi tiempo; no solo porque te lo mereces, es que me aguantas cada día todas las tonterías que hago, y que claro, también te afectan a ti.
Yo sé, que siempre estás pendiente de mí, siempre conmigo, a mi lado, apoyándome para que no decaiga, en los momentos buenos y en los malos. Siempre tienes una sonrisa en mis labios, y me encanta la filosofía de vida que tienes, constantemente hacia adelante, luchando codo con codo, nunca desfalleces ante las dificultades y hasta cuando enfermas, estás ahí ayudándome y eso hace que me ponga mejor; sabes cómo sacarme una risa desprevenida y cuando lloro, tú también sientes mis lágrimas.
Es verdad que el tiempo no pasa en balde, nos vamos estropeando con los años, ¡cómo se nota!, ¿verdad? mi amor, pero bueno, tú siempre intentas dibujarme una buena cara y al fin y al cabo, de eso se trata la vida. Con los años he aprendido a valorarte cada vez más, a ver tus imperfecciones como algo precioso y singular, pues cuando éramos jóvenes, no nos prestábamos la misma atención. Ahora observo cada arruguita que te sale, cada testigo de que envejecemos juntos y me siento muy feliz de poder vivir la vida junto a ti… me encantas.
Hubo una época, en la que como decía antes, no te presté la atención debida, era un mozo y pensaba que siempre ibas a estar conmigo, fuera a donde fuera, hiciera lo que hiciese… no pensaba en las consecuencias de mis actos, yo me metía en situaciones peligrosas y kamikazes, pero aguantaste el tipo, y aquí estamos los dos; muchas veces yo hacía cosas que creía que eran buenas para nosotros, pero no me daba cuenta de que tú estabas sufriendo y no hacía caso de tus advertencias.
Por eso, hoy me siento más unido a ti que nunca, y quiero darte las gracias por las cosas que has hecho por mí, me has dado la vida, siempre has estado cuidándome, y aun, hoy en día, sigo sintiendo lo mucho que me quieres; cómo tu corazón, sigue latiendo por mí.
Te siento con mis cinco sentidos, puedo acariciarte, observarte, saborear la vida, oler tu perfume especial y si presto mucha atención escuchar cada respiración, unida a la mía.
Eres mi casa, lo eres todo, gracias a ti puedo apreciar todo a mi alrededor, experimento lo bella y también lo dura que a veces es la existencia, muy curioso… tú y yo siendo lo mismo, he vivido separado de ti tanto tiempo…
Pero después de haber sufrido esa enfermedad tan terrible, te comportaste como un héroe y me he dado cuenta de muchas cosas, por eso te prometo que a partir de ahora, quiero decirme y decirte a ti, que voy a poner todo de mi parte, para cuidarte como te mereces, amor mío, has confiado en mí todos estos años, y es el momento de que yo te mime tanto como lo has hecho tú.
Voy a aprender a quererte y a apreciar cada estría, cada arruga, cada lunar que nos salga, pues somos una sola cosa, eres mi cuerpo, el que formó mama durante nueve meses y en esta vida eres mi compañero de viaje, lo más importante que tengo…
Jamás pensé que mente y cuerpo pudieran separarse tanto por culpa de la rutina, del estrés e incluso del egoísmo, ahora, he aprendido a quererme, a amarte y desde este momento puedo decir, que sí somos una sola cosa… gracias por ser mi soporte vital y haberme concedido tantos años de vida y amor en esta vida…
Ya no tienes de qué preocuparte… no te defraudaré… estaremos juntos hasta el final, retornando otra vez al polvo de estrellas...
El amor...el amor...el amor somos nosotros, en cada una de nuestras manifestaciones.
ResponderEliminarMe gusta la imagen que utilizó en el post...vale mas que mil palabras.
Muchas gracias por comentar.
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