Hace tiempo que vivimos en un mundo en donde el tema referente a la sexualidad y en concreto al sexo, está aumentando de una manera preocupante, hasta llegar a la perdida de nuestra propia imagen. Me explico, hemos pasado desde siglos posteriores hasta hace treinta años más o menos (y en los pueblo aun peor), en donde todo esto era algo tabú, una represión enorme por parte de las religiones y gobiernos, que fustigaban la mentalidad de las personas, con la culpabilidad del pecado y que prohibía la libertad para vivir la sexualidad de una manera abierta y sana para todos, rebajando a la mínima expresión algo tan importante y placentero como el sexo, enterrándolo en un agujero sucio, una herramienta únicamente válida para tener hijos, todo lo que se saliera de ahí, era malo y perjudicial, y por tanto había que perseguirlo. Esto generaba una serie de represiones, frustraciones y obsesiones en tantas personas, que muchos caían presos de un uso patológico de él, por culpa de tener que vivir a escondidas todas estas cosas.
De ahí, hemos ido avanzando, recuperando mucho terreno devastado por las iglesias, estados y religiones en general, hasta nuestra época actual, en donde en las naciones del primer mundo, cualquier persona puede disfrutar de la sexualidad, de la mejor manera que quiera, sin miedos, prohibición o rechazos, ya seas heterosexual, homosexual, transexual, etc.
Todo esto es genial, pues la sexualidad es algo muy importante en nuestras vidas, ya que abarca, yo diría, que todas las facetas del ser humano; disfrutar del sexo es algo realmente necesario e impresionante, que proporciona salud y una estabilidad mental equilibrada en las personas.
Pero a medida que recorremos este camino y sobre todo con el crecimiento de la audiencia televisiva e internet y todas sus posibilidades (desde buscar amistades, ligues, amores o la simple visualización de pornografía), se está haciendo un mal uso y de manera exagerada de estos temas. Se focaliza y aísla el sexo, como algo que hay que tener presente las veinticuatro horas del día, por eso, la programación televisiva nos bombardea diariamente con programas y anuncios repletos de mensajes subliminales o directísimos sobre este; vamos, que hasta para venderte un detergente, te montan una escenita que nada tiene que ver con el producto, así supuestamente, este se vuelve más atractivo, queda retenido en nuestra mente y tiene más probabilidad de que lo compremos.
Yo creo que la figura de la mujer, está especialmente sobreexplotada, de tal manera, que pienso que llega a ser perjudicial para nosotros, pues la sexualidad es mucho más que el sexo, y cuando empezamos a ver a los demás solo como objetos de deseo, algo de usar y tirar, todo se banaliza y reducimos a un hombre o a una mujer a un juguete que no tiene sentimientos, o una historia maravillosa detrás.
Con esto no digo que el sexo tiene siempre que hacerse con amor (aunque yo lo prefiera), para nada, pero hay un paso muy grande de tener una libertad sexual, gran cantidad de información para disfrutarla y pasarla a nuestros jóvenes, a llegar distorsionar algo tan importante como la sexualidad, y al final reducirlo todo, dicho vulgarmente, a un polvete con alguien, de la que ni siquiera me acuerdo, ni donde la dejé. Si te das cuenta, llegamos a algo muy parecido, de lo que comentaba antes, desde siglos atrás, pues en muchas personas se generan estas obsesiones y patologías descontroladas, que llegan a dominar su vida, la única diferencia, es que antiguamente no había libertad (bueno no en todas las civilizaciones) y ahora sí.
Esto es algo que la OMS llama impulso sexual excesivo, un trastorno tan extendido hoy en día, que esta organización lo considera un problema grave de salud física y mental.
Por eso debemos tener cuidado, porque sobre todo nuestros jóvenes están expuestos desde muy pequeños a una sobredosis de estímulos referentes al sexo, de una forma pobre en contenido y distorsionada, en tantas series de televisión que supuestamente no deberían ver, en anuncios que realmente muchas veces infringen los horarios infantiles, y existen ya ciertas generaciones, con una sucesión de jóvenes, que aunque disfrutan de la libertad de la democracia y toda la información disponible para gozar con su sexualidad, han puesto un listón muy alto, y lo han colocado en la cumbre de su realización diaria o del fin semana, hasta tal punto, que es en lo único en lo que piensan y llegan hasta automedicarse con fármacos, como la viagra, para durar más y quedar como unos auténticos “héroes” con sus parejas o amigos, teniendo en cuenta, que esto es muy peligroso, pues además lo mezclan con otras drogas.
Por eso, hay que cuidarse de todo este cocktail hipersexual que nos ofrecen, pues podemos acabar intoxicados de tanto cuerpo diez, como si una persona que está rellenita no pudiera disfrutar igualmente, o de tratar a los demás como meros instrumentos, sin pensar si puedes llegar a perpetrar un gran daño con tu comportamiento, pues cabe la posibilidad de hacer sentir de lo más miserable al otro con solo una mirada.
Por eso ábrete a tu sexualidad, experimenta y disfruta, alégrate y ríete mucho, goza de todo lo que te ofrece, pero cuidado, que no te coman el coco con tanta mierda envenenada y distorsionen la propia esencia del ser humano.
Está claro que en el término medio se encuentra el equilibrio, y ante todo es lo que debemos buscar en nuestras vidas y la de los jóvenes, para inculcarles que la sexualidad es más que el acto sexual, algo muy grande y muy bueno, pero que conlleva una responsabilidad, pues como todo en esta vida, se corre el peligro de perder completamente el sentido y el placer, de una de las cosas más grande que tiene la humanidad.
Muy bueno el artículo, hace poco le daba vueltas a eso mismo que en si mismo suena hipócrita. antes ultra cohibido y ahora ultra abierto hasta el punto que te empujan.Realmente lo suyo e un equilibrio.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Marina.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarYa somos dos, muchas gracias por comentar Pilar.
EliminarUna reflexión maravillosa. La sociedad está cada vez más sexualizada y está perdiendo valores tan importantes y tan bonitos como el respeto y el amor porque lo que te muestran los medios de comunicación en anuncios, programas, etc.es que los triunfadores son los que más gente se llevan a la cama y que para ello hay que tener una imagen diez y un coche mejor. La represión que había antiguamente era una exageración y una prohibición constante a ser feliz y a disfrutar, pero lo que está sucediendo ahora también se pasa siete pueblos. Sobre todo creo que es algo que afecta a los más jóvenes que les están bombardeando con el sexo a todas horas y luego vienen las desgracias. Muchas gracias por compartir esta reflexión amigo. Un saludo y buenas tardes.
ResponderEliminarSin duda alguna. Gracias Laura por tu comentario.
Eliminarmuy bueno, tienes toda la razón,muchas gracias y sigue esta linea.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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