Hablar de la condena a muerte es algo que en principio parece muy claro, solo trae consecuencias negativas y tampoco es que sirva de mucho, tan solo para apagar la sed venganza, de una justicia que no parece medir con equidad, sino más bien con odio justificado.
Pero fuera parte de los buenos propósitos, las palabras correctas y lo que se quiere escuchar… a veces pienso… dada la sociedad en la que vivimos, ¿no sería bastante lógico implantarla?. Es ya conocido, que los hombres actúan civilizadamente en una sociedad, porque hay unas normas que tienen que cumplir, y digo otra vez, tienen la obligación de acatar o de no violar, pues sino, el peso de la ley caerá sobre ellos.
Aquí en España tenemos un ejemplo bastante claro, los mismos jóvenes ingleses y alemanes que en sus países se comportan con una actitud correcta, cuando llegan a España de vacaciones, por ejemplo en Mallorca, se desmadran hasta el punto de poder perder la vida, y sin embargo, en su país no se portan así, ¿qué es lo que ocurre?, ¿por qué una misma persona puede proceder de dos maneras tan distintas?... está claro, las leyes, sus normas allí son más restrictivas y aquí en España, como ya sabemos, son menos exigentes y tampoco se hacen cumplir, por tanto desmadre total.
Así que, las leyes de un país, conforman el comportamiento de una sociedad…
Si entendemos que vas tan tranquilo por la calle y en un intento de robo, o simplemente los típicos niñatos que solo buscan peleas, te quitan la vida, entonces, ¿qué ocurre?, porque esos descerebrados te han privado de lo único que tenías, tu existencia… así, porque les ha dado la gana y han dejado una familia rota, un marido, una mujer, hijos, novi@, madre, padre, etc., porque les apetecía divertirse contigo. ¿Qué hacemos con estos delincuentes?, ¿les obligamos a que paguen una indemnización?, ¿los encarcelamos unos años?... ¿y eso realmente qué va a cambiar?, esto no te va devolver tu vida, con todos los años de buenas cosas que te quedaban por vivir.
La vida es maravillosa y frágil, y no se puede reparar de ninguna manera, ni con dinero, ni con nada material, ni siquiera el castigo de estos asesinos. Más de una vez, he escuchado que al menos aquí en España, robar y matar sale muy barato… ¿increíble, no?.
Si hubiera una norma, tanto de cadena perpetua, como de pena de muerte, seguro que muchos se lo pensarían más veces, antes de cometer tales actos, además, sinceramente, una persona que mata a otra, lo que se merece es que muera también, pues ha violado lo más esencial, lo más valioso que tenemos, ¿no crees?. Te aseguro que si en este país a todo el que se le descubriera robando, se le cortara la cabeza, como hicieron los franceses para devolver la justicia al pueblo hace unos siglos, muy pocos se atreverían a alargar su mano, pero claro, llegar a esto, - ¡hombre estamos en el siglo veintiuno, esas cosas quedan muy atrás! -, sí, pero la mentalidad del ser humano no ha cambiado, sigue siendo igual de malo o peor que entonces.
En la actualidad hay unos 58 países que tienen vigente la pena de muerte, y es verdad que si analizamos los resultados de esta ley, pues no parece que retenga mucho a los delincuentes, ni haya descendido el nivel de criminalidad. No solamente eso, sino que se incurren en delitos más graves, ya que se aprovecha dicha ley, para quitarse de en medio gente inocente e incómoda para cierto grupos poderosos y corruptos.
Así que, para un mundo patas arriba tan lleno de maldad, ni siquiera sirve el ojo por ojo y diente por diente, donde la justicia en su forma más severa, al igualarse al mal que combate, sigue perdiendo… sinceramente no encuentro un sistema ni radical, ni intermedio, válido para atajar el problema de raíz.
Particularmente, creo que la única forma, tiene que ver con la creación de normas y su justa ejecución (que realmente se ejecuten), una educación social nueva, para evitar la delincuencia. Por tanto, solo una actuación preventiva, es la que podría combatir la delincuencia en general, pues una vez que el mal se ha generado, ya no hay remedio para reponer las pérdidas ocasionadas, ya sean vidas o bienes materiales.
Por eso acabo diciendo, que no estoy a favor de la pena de muerte, pues creo que ni es la solución, ni nos hace mejores, ni el hombre es capaz de controlar algo tan serio, sin cometer errores sin querer queriendo. Pero también es verdad, que como ser humano, me pongo en la piel de un familiar al que le han matado su ser más querido, que ya nunca volverá a ver jamás… y me vuelven a surgir las dudas sobre esta pena terminal…
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