Sin duda es una palabra temida por todos, algo de lo que huimos y sabemos que en cualquier momento nos puede tocar a nosotros, aun así, queremos vivir sin pensar en ello, como si eso, nos librara de todo mal. Alejamos los hospitales de nuestra vista, y todo está programado en esta sociedad, para distraernos de pensamientos, que nos hagan sufrir, por la impotencia de saber que algún día, la espada de Damocles caerá sobre nuestras cabezas.
La enfermedad no es más que una alteración de la función normal de nuestro organismo o de algunas de sus partes, debido a una causa interna o externa a nosotros. Hay muchos tipos de enfermedades, y no podemos decir que haya una sola causa para cada patología, pues la mayoría de las veces, es una agrupación de circunstancias, la que generan dicha enfermedad. Por ejemplo, un infarto, no es solo debido a un factor, todo influye, como el fumar, el beber, el sedentarismo, colesterol alto, obesidad, la genética, malos hábitos de alimentación, etc., y cuanto más se sumen, más fácil es que aparezca la enfermedad.
Por eso, es tan importante, cuidar cada rutina de nuestra vida, haciéndola saludable, esto nos evitará enfermar con menor frecuencia y padecer enfermedades más severas. Claro está, hay enfermedades leves, como un resfriado, enfermedades crónicas, como una diabetes y otras graves o terminales, que al final, pueden acabar con la muerte del individuo. Aunque yo creo que nunca se está sano del todo, pues en todo momento nuestro cuerpo combate con infecciones, tumores, y síndromes que adquirimos, por muchos motivos.
Si nos ponemos a pensar, ¿cuántas personas son operadas al día?, ¿cuántas con tratamientos?, ¿cuánta gente hospitalizada?, y lo peor de todo, ¿cuántas personas desahuciadas por ser terminales o tener enfermedades raras?, ¿y personas que no tienen alcance a la sanidad?. La cifra realmente asusta… y aunque hay muchos avances, no lo estamos haciendo bien.
De todas maneras, me gustaría centrarme no en el sistema sanitario, sino más bien en la enfermedad en sí. Algo que debemos integrar dentro de nuestra vida, como natural y posible, pues nuestra existencia, no es más que un equilibrio entre momentos, en donde tenemos mejor salud y otros en los que nos encontramos enfermos. Cuando uno está aquejado de cierta patología, aunque sea muy localizada, como un dolor de cabeza, un esguince o una depresión, es todo el cuerpo el que se resiente, y no deja realizar a la persona, una vida con una rutina normal, afecta por completo al estado físico y mental.
También es verdad, que hay personas que han estado toda su vida enfermas, con muchos problemas de salud… para todas ellas, y la gente que está hospitalizada les envío un fuerte abrazo, pues también pienso en ellos.
La enfermedad y la muerte, temas totalmente tabú para el ser humano, que es algo que nos sobrepasa, y que aparte de luchar contra ella, para seguir con vida, como es normal; debemos aceptar esta condición frágil que nos impone la biología, de manera que podamos tolerar todo lo que pueda ocurrirnos mientras sigamos en este mundo. Y al igual que disfrutamos de momentos repletos de salud sin sufrir y sin quejarnos, lógicamente, también debemos comprender los momentos dolientes, como algo más de nuestra existencia. La vida, la salud, la enfermedad, la alegría o la pena, son parte de nosotros y todas tienen su función y su cometido; querer eliminar de ella, algunas piezas, es dejar el puzzle incompleto, y eso es imposible, pues entonces todo caería por su peso y nada sería viable. Pero si podemos mejorar y sobrellevar los momentos difíciles, que nos ponen a prueba de vez en cuando y rompen nuestra rutina diaria.
Porque cuando estamos malos, aprendemos a valorar muchas cosas, entendemos mejor la vida y hasta somos capaces de darnos cuenta, que no merece la pena vivir peleados o tratar mal a las personas. Que quizás, realmente estábamos equivocados, y por supuesto, querer aún más, a nuestros seres cercanos, que nos cuidan con mucha ternura y amor.
En todo esto, es necesario cambiar el concepto de ver la vida, de quitar las ciudades, las carreteras, los coches, las farolas, y todo lo que nos distrae de la realidad. Como digo muchas veces, de mirar hacia arriba y contemplar el cielo, tanto de noche, como de día; a pensar donde estamos inmersos, a sentirte parte del universo, pues estás hecho de la misma materia, y al igual, que en el cosmos que hay explosiones, colisiones y cataclismos, también en tu vida hay momentos que te doblegan y te hacen tumbarte, para que pienses en todas estas cosas.
Nadie desea estar malo, pero no le tengas miedo a la enfermedad, siempre combátela, pero sin llegar a sentir pánico por ello. Mira, todos nos vamos a morir, y a muchos de nosotros nos cogerá de improviso; por eso, si algo bueno tiene la enfermedad, es que también te prepara año a año que pasa, para poder mentalizarte, de que somos finitos y algún día llegará su consumación.
Podrás pensar, - me lo estás pintando bonito -, a ver, esto es así, en la vida hay una reglas de juego, la primera nacer, entre medio, muchísimas otras, y la última es morir, no hay más.
Por eso, siendo plenamente consciente de todo esto, con esta perspectiva global, debemos asimilar todo lo que va pasando por nuestra vida, como algo nuestro. Somos únicos para todo, y la enfermedad aunque nunca deseada, si no podemos tratarla, al menos debemos llevarla con paz, pues aun en estas ocasiones puedes disfrutar de muchos momentos felices; La felicidad no tiene nada que ver con la salud, es un estado que las personas pueden alcanzar, cuando son capaces de equilibrar su mente, con la realidad que les ha tocado vivir. Por supuesto, mencionar que enfermedad, no es igual a muerte, pues cada vez, se curan más enfermedades, hay nuevos tratamientos y para eso, hay que sobreponerse y luchar, aunque puedas tener algo grave.
Me gustaría mencionar a Pablo Ráez, un chico de Málaga que lucha contra una leucemia, y que en vez de arrugarse en una esquina, ha sacado las ganas de vivir, ha sido capaz de integrar su enfermedad con su vida, y ha entendido que tiene mucho que luchar hasta vencer a su enfermedad. Todo un ejemplo para nosotros, que como otros muchos, una vez aceptada su afección, toman fuerzas en el sufrimiento, para impulsarse y pelear por todo lo que ama en este mundo.
No es nada fácil, Pablo eres un valiente, y con tu difusión en las redes, estás ayudando a que más personas donen médula y puedan salvarse, te deseo que pronto puedas recuperarte y seguir con tus sueños.
Y si tú también en estos momentos, estás padeciendo alguna enfermedad o la de algún familiar tuyo, te animo por muy duro que sea, a que no vivas peleado con ella; más bien, aprovecha la ocasión, para ver la vida de otra manera, pues cuando estamos sanos, no somos capaces de ver la realidad con este tipo de gafas. Como también debemos entender, que muchas veces, somos nosotros los que nos buscamos enfermar, no solo por contagio, sino por nuestros malos hábitos de vida, en la cual, sumergimos a nuestro organismo, en una serie de síndromes y síntomas, que los médicos no pueden explicar; pero que cuando cambiamos las situaciones en nuestra vida que las causan, estas desaparecen.
Por eso lo más importante de todo, es llegar a vivir en sincronía, con nuestro cuerpo, y para eso tenemos que dejar de forzarlo, con tantos excesos, esfuerzos de todo tipo y lo mismo con nuestra mente. Si no hacemos esto, más tarde que temprano, provocaremos que nuestro cuerpo decaiga. Por tanto busca el equilibrio en tu vida y no tengas tanta prisa por hacerlo todo, dale a cada cosa su tiempo. No por correr más, vivirás más o mejor, todo lo contrario.
Y recuerda, la enfermedad puede ser un obstáculo para el cuerpo, pero no para la voluntad y la capacidad de emitir buenos pensamientos y ser feliz con el tiempo que tenemos...
Pablo Ráez
Ver la cara de Pablo es un himno a la vida. Que pronto se mejore.
ResponderEliminarAyer salió esta noticia, por la cual me alegro mucho.
ResponderEliminarhttp://www.lasexta.com/noticias/sociedad/pablo-raez-anuncia-directo-instagram-que-recibira-alta-hospitalaria-proxima-semana_2016121758558e630cf20341e40753f4.html