Hubo un tiempo en que todo era distinto, una época en que la sensación era celestial, de completo esplendor, un periodo donde las cosas eran perfectas, inocentes y puras... pero ese tiempo pasó... se desvaneció... y dejó de ser... ¿Cuánto hace ya?, me cuesta recordar...
Una vida, tiempo atrás, en donde no existía las preocupaciones, y todos los días aparecía algo nuevo, diferente; uno no dejaba de aprender cosas y maravillarse de un mundo tan cambiante y a la vez tan estático.
Era lo más parecido a vivir una vida eterna, inmortal, pues las agujas del reloj, pasaban, pero no notabas su pesada carga, no oías su tic tac, y el cuerpo era inmune a los ataques que el tiempo infligía día tras día, sobre él.
No existían los problemas, porque en realidad, estaban muy lejos del aquel mundo y se sabía que estabas protegido por los dioses, ellos velaban para que nadie cayera, y siempre estaban atentos a cualquier cosa que se pudiera necesitar. Un sitio maravilloso, en donde todo era posible, y aunque no se llegaba a controlar por completo, no hacía falta pues el consuelo y la protección nunca faltaban.
Si cerraba los ojos, podía imaginar cualquier cosa, y con la mente era capaz de dibujar todo tipo de formas y colores, que tomaban vida, obedeciendo las órdenes que se les habían asignado, creando un mundo de vida, totalmente nuevo y único.
Un tiempo en donde, hace mucho, no se sabía lo que era la desconfianza, pues no existía; la convivencia y la paz, reinaban todo el día, por eso, este lugar, emanaba sensaciones cálidas, de mucho amor, donde la felicidad, se manifestaba de las maneras más impresionantes que se pueden conocer, tanto, que nunca podríamos saberlo realmente.
Era fácil obedecer, y se hacía con gusto, porque aún sin saber el sentido de lo que se ordenaba, las cosas al final siempre marchaban bien, pues como dije antes, los dioses se encargaban de todo.
Llegaba a conocer a otros seres y casi siempre tenían una sonrisa ancha en su boca, y su cara manifestaba la alegría, del que entiende el verdadero cariño hacia los demás. Tampoco faltaba alimento, siempre parecía abundante y su sabor era extraordinario, de hecho, eran aromas y sensaciones, que ya nunca se podrían saborear.
Descansar siempre era placentero, calentito y arropado por el calor del hogar, siempre en los brazos llenos de ternura, que invitaban a la serenidad y al descanso profundo, pues no había dolor, ni nada porque tener miedo.
Una tierra regada de luz, y de risas... si es verdad... de muchas risas, con lugares llenos de un verde intenso, árboles altos y frondoso, donde se podía sentarse a su sombra para hablar y jugar, bajo un cielo azul, que era recorrido por una pequeña brisa marina, que traía olores de la playa y el mar. Al final, la costa, en donde podías hundir los pies, en aquella arena con destellos de oro, que hacían sentir un gran bienestar, pues era cálida y pura.
Todo en este mundo era bueno y justo, un sitio donde los seres que vivían allí, eran bondadosos, realmente se sentía una sensación de libertad, sabía que cualquier sueño que desearas se haría realidad, tarde o temprano, ansias e ilusiones, en un lugar donde cualquiera de nosotros, hubiéramos deseado vivir allí...
Pero como dije al principio, ese mundo se desvaneció... Hace tiempo que nadie habla de él... Luego crecí... no me acuerdo bien cuándo fue... no me di cuenta, pasó el tiempo... y los dioses protectores... ya no estaban, se habían ido... papa y mama... murieron, y desde entonces todo cambió, el universo se tornó de un color más gris y tuve que aprender a sobrevivir, como si fuera expulsado del paraíso, ¡cómo caen las cosas en la tierra!, y lo que cae así permanece... y deja de ser... Deseo encontrar la puerta que me vuelva a llevar allí, como en el mundo Oz, y volver a ser un niño, pero creo que solo podré regresar a este mundo, en mi mente y en mi corazón... Quizás, cuando muera... se me conceda retornar otra vez, a ese mundo del que tuve que despertar, aunque yo no quisiera...
Muy bonito y tierno relato.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Manuel.
EliminarEs muy bello tu escrito...pero a la vez triste. Quizás todos añoramos un poco ese tiempo lejano, pero que existe en "en mi mente y en mi corazón...".
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