Otra liberación, siento decírtelo... no somos países, somos un planeta tierra, somos terráqueos, porque de pequeños nos enseñan el orgullo patrio. La patria, una sucesión de guerras, de criminales, de ladrones… ¡la patria!, de presidentes, de curas, de mierdas... ¡la patria!; pero es una frontera artificial, creada por la tradición, pero eso, qué cuesta dejarla, ¡por Dios, cómo cuesta, por Dios!, dejar la nacionalidad, ¡cómo cuesta!, porque nos agarra por el estómago, porque la mamá, la abuela, la familia nos de comer la comida del país, la comida regional, las costumbres, el amor y estamos amarrados a un pequeño país, porque todos los países, sea Rusia, sea China, son pequeños. Los países son una galaxia, son los millones de estrellas, ¡somos cósmicos!, ¿cómo quieres hablar de consciencia si tienes una nacionalidad?, eres como un animalito de jaula, sí, señores de cada país de todo el mundo, mexicanos, españoles, franceses, norcoreanos con su estúpida bomba atómica, sí señor… ni sigo, ni sigo, ¿para qué sigo?.
Yo soy entusiasta porque quiero que entiendas, que la liberación, ¡es muy difícil!, es el trabajo de toda una vida, hace faltan muchos años para poder hablarte así. ¿Cómo me libero de la nacionalidad?, con todos esos pasaportes encima, con todas esas historias por delante. Hay que liberarse, ser un ser terrestre, extraterrestre e intraterrestre, porque habitamos no solo en el espacio, sino que habitamos también en el interior de la materia, porque la vida no tiene tamaño. Tú con tu vida no tienes tamaño, eres un gigante del macrocosmos, y eres un átomo del microcosmos, ¡ahí estás!. Estamos llenos de microcosmos y macrocosmos, aquí, porque tenemos una especie de aura que se extiende al universo entero… ¡difícil librarse de la nacionalidad!.
Todo está lleno de futbol ¡por dios!, pelea de países, ¿pero hasta cuando?, el arte, la vida no tiene nacionalidad, eso es un mito. Difícil aceptar eso, ¿te quieres liberar?, entonces te lo tengo que decir…
Y vamos a otra cosa difícil, la edad… nos marcan con la edad, en el mito de los jóvenes, el mito de los viejos y el mito de la decadencia. Estas pobres señoras que están ahí rasurándose y sacándose pedazos de carne, corrigiendo arrugas, y también estos pobres hombres y esos políticos todos operados, ¿qué es eso?; quien tiene angustia de envejecer, envejece muy mal, deja de vivir. Esto es un invento que lleva millones de años fabricándose, y si tiene una edad es porque es necesario que la tengas. Porque no hemos venido aquí a agarrarnos al espacio-tiempo, somos iguales, como niños, jovencitos, como muchachitos… no es eso. Mira, yo no me cambiaría por ser más joven ahora, porque gracias a la edad, he podido comprender cosas que antes no entendía, porque estaba atrapado en las cosas. A medida que te vas desarrollando, vas soltando ciertas cosas, que ya las cumpliste, ya realizaste eso; una vez que cumpliste tus deseos de triunfar, de enriquecerte, o de tener amantes, de ser aplaudido, de ser aceptado, etc., te conviertes en un ser casi ingrávido, empiezas a comprender cuando se habla de la luz... yo creía que era la luz del sol, ¡no!, cuando se habla de la luz, es como un estado de transparencia que te va dando la edad, vas llegando a la transparencia, es un estado en donde vas perdiendo el peso interior. Un estado en el que te vas dando cuenta, que el cuerpo es como el tiempo, como un río, y se va yendo, y tú te vas con él. Y a medida que el cuerpo se va yendo, el espíritu va creciendo y creciendo, porque se va liberando; entonces hay que soltar, no tener edad, dejar de decir “yo tengo tal edad”... no te definas por la edad.
Por otro lado, libérate del oficio, tienes etiquetas, “soy médico, soy actriz, cantante”, esos son los cuadros que te encierran. Un ser consciente, no tiene oficio, los tiene todos; un creyente no fanático no tiene a un dios, los tienes a todos, todas las religiones las tienen todas, entre si.
Posees todos los estilos, todas las posibilidades, todos los lenguajes; quien habla un solo idioma está en una cárcel, rompamos los idiomas, rompamos la ortografía… ¿qué me trae hasta aquí?. Haces un “tuit” con un error de escritura, de ortografía, y a pesar de que le has dicho algo formidable, muchos te atacan furiosos… dicen, ¡tú no vales nada!, por equivocarte. Hay que liberarse de la ortografía, eso son imposiciones de la escuela, hay que liberarse de todas las prohibiciones, de las políticas… No soy de derechas, no soy de izquierdas, no soy del centro, ¡soy todo!, soy todo, no me hagan elegir, ¡soy todo!, no nos dividamos. El intelecto tiende a separar las cosas y a poner fronteras, todo eso viene del intelecto, también hay que liberarse de esto… difícil decirlo, ¿quieres llegar a la iluminación mental?. La mente no es el intelecto, la mente es como un vaso, es una energía, que tiene adentro ideas, preceptos, morales, palabras que están ahí; la mente es tuya, y la mente tiene palabras, pero las palabras no son tuyas, ni la mente tampoco. Es una formación que se te ha dado, para que luego la mente se abra y se disuelva en el todo.
¿Qué quiere la mente?, quiere conocerlo todo. El intelecto, ¿cómo me libero del intelecto?, fuera las ideas, fuera los preceptos, fuera todo, ¡fuera!, sóplalo, sóplalo…
Me di cuenta que yo veía como un caballo con anteojeras y que ahora se va abriendo mi mirada y voy tomando consideración de todo lo que hay. Voy tomando del planeta, de los continentes, las masas, los millones de seres, las estrellas, los insectos, los microbios… ¡todo!. Ese es el intelecto, es la aceptación total de la existencia.
Y luego está la energía emocional, esto es mío, mío, ¡cómo he luchado yo con mi posesividad!, porque no tuve una madre que me quisiera, ni padre que me quisiera, ni hermana que me quisiera, fui un niño encerrado en si mismo. Entonces durante años luché por que todo fuera mío, por fin quiero tener algo mío, ¡nunca tuve nada mío, pero mío!. Pero si nada es mío, nada es tuyo, el universo no tiene posesión, porque es una sola cosa, cuando una cosa es una sola, no hay posesión.
Estamos hechos para unirnos, abrirnos la piel, atravesarla, rebasar los límites y unirnos al mundo total y a nosotros. ¿Pero qué es unirse?, es entrar en las cosas, no leer el libro, sino entrar en el libro, entrar en la palabra, entrar en la existencia… ¡Entrar y dejarse entrar!. Es un movimiento doble, a medida que voy entrando, me va entrando, me va atravesando, así, las cosas van entrando y van integrándose. Eso es el amor cósmico, tomo posesión del universo, el universo es mío, ¡es mío!. Soy muy pequeño, pero es mío, la tierra es mía, el país es mío, ¡tú eres mía, mío!; eso es, y porque eres mío, yo cuido de lo mío, y porque eres mía yo te recibo, lo recibo todo, aunque no tenga nada. Nos unimos en esta energía.
¿Cuál es la finalidad de tu vida?, en un par de palabras, piénsalo… lo que has pensado, seguro que será lo que te ha faltado en tu familia, porque cuando uno tiene una finalidad en la vida, es en realidad lo que no tiene, es lo que no te han dado. Entonces, uno vive tratando de encontrar lo que no le dieron, a veces lo logras, pero cuando no consigues lo que querías que te dieran (cosas de cuando eras pequeño), te deprimes y te quieres morir… Hay un miedo a ser expulsado del clan, estamos unidos a él, no por calidades, sino por defectos, y cuando nos liberamos y dejamos el lazo que tenemos con nuestra familia, nos deprimimos terriblemente, porque nos vienen todos los terrores prehistóricos, el miedo a ser expulsado del clan, es algo inculcado desde siempre, la atracción de la familia, su protección, su aceptación.
La familia está considerada como una tribu, en la prehistoria el mayor miedo que tú podías tener era ser expulsado de tu tribu, te comían los animales, te violaban las otras tribus, etc. En la edad media, ser expulsado de la iglesia era terrible, te expulsaban del clan y te morías de hambre por que nadie te vendía comida, nadie te hablaba... era tremendo.
Si sientes el desprendimiento del clan, es que todavía estás atascado, tienes que llegar a la sagrada indiferencia, tienes que aceptar la muerte del clan, tienes que aceptar su mortalidad, y yo no me pongo la cruz de ellos sobre mis espaldas, no tomo los problemas de ellos sobre mis hombros, ahora me tomo yo a mí mismo, y a partir de ahora voy a hacer exclusivamente lo que me alegra la vida. Voy a ver personas que exclusivamente me alientan en la vida, si en mi trabajo encuentro a personas difíciles, no voy a sufrir ni voy a enojarme, voy a comprender que son personas complicadas, con calma, y bondad los voy a tratar. Tú me maldices, yo te bendigo, así llegas a la felicidad, porque si no su veneno, al aceptarlo te pudrirá .
Entonces a partir de ahora, no uses máscaras, no parezcas, ¡sé lo que eres!, no hagas lo que los otros quieren que tú hagas. Se auténtico en todos tus actos, habla como tú eres, no dejes que te impongas cosas que tú no eres...
Libérate, supera tus límites hasta llegar a lo más alto como ser viviente.
La familia está considerada como una tribu, en la prehistoria el mayor miedo que tú podías tener era ser expulsado de tu tribu, te comían los animales, te violaban las otras tribus, etc. En la edad media, ser expulsado de la iglesia era terrible, te expulsaban del clan y te morías de hambre por que nadie te vendía comida, nadie te hablaba... era tremendo.
Si sientes el desprendimiento del clan, es que todavía estás atascado, tienes que llegar a la sagrada indiferencia, tienes que aceptar la muerte del clan, tienes que aceptar su mortalidad, y yo no me pongo la cruz de ellos sobre mis espaldas, no tomo los problemas de ellos sobre mis hombros, ahora me tomo yo a mí mismo, y a partir de ahora voy a hacer exclusivamente lo que me alegra la vida. Voy a ver personas que exclusivamente me alientan en la vida, si en mi trabajo encuentro a personas difíciles, no voy a sufrir ni voy a enojarme, voy a comprender que son personas complicadas, con calma, y bondad los voy a tratar. Tú me maldices, yo te bendigo, así llegas a la felicidad, porque si no su veneno, al aceptarlo te pudrirá .
Entonces a partir de ahora, no uses máscaras, no parezcas, ¡sé lo que eres!, no hagas lo que los otros quieren que tú hagas. Se auténtico en todos tus actos, habla como tú eres, no dejes que te impongas cosas que tú no eres...
Libérate, supera tus límites hasta llegar a lo más alto como ser viviente.
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