Vivimos en un mundo, en donde uno de sus mayores problemas es aceptar a los demás, quizás ese es, el gran propósito con el que nos levantamos cada mañana, pero conforme van pasando los minutos, se desvanece, para ser ocupado en su lugar, por nuestro gran yo.
¿Cuál es el problema del hombre, qué le cuesta la misma sangre entender que cada persona es diferente, y qué eso no es malo?, ¿por qué nos tomamos tan mal, que el ser humano que tienes enfrente, tenga gustos contrarios a los tuyos?, ¿qué necesidad hay de todo esto?; porque cuando ocurre, nos lanzamos como perros de presa, a destrozar sin dejar nada en pie, dejando de ser una raza inteligente, puro instinto de supervivencia, como si tu vida corriera peligro.
Sin duda, hay un problema de raíz en todo esto, pues este comportamiento, viene de la no aceptación de nuestra propia vida.
Fíjate bien, todo comienza porque tú simplemente te odias, no te gustas, o sólo te sientes incómodo y al final de la cadena, todo acaba por traspasar tu mal al otro, como si tuviera la culpa, de la forma que tienes de ver la vida.
Curioso como la falta o la carencia de algo en tu personalidad, algo que falta o que no existe, puede llegar a herir a los demás; realmente llamativo, ¿cómo tropezar con una piedra que no existe?, si no está, no puede hacerte daño, ¿no?. Es como si un guerrero, por no tener una espada en la vaina, usa sólo su vaina como arma, porque no tiene la espada, y lo usa con tanta saña, que puede llegar a matar exactamente igual que si lo hiciera con la espada.
Curioso como la falta o la carencia de algo en tu personalidad, algo que falta o que no existe, puede llegar a herir a los demás; realmente llamativo, ¿cómo tropezar con una piedra que no existe?, si no está, no puede hacerte daño, ¿no?. Es como si un guerrero, por no tener una espada en la vaina, usa sólo su vaina como arma, porque no tiene la espada, y lo usa con tanta saña, que puede llegar a matar exactamente igual que si lo hiciera con la espada.
Tendemos a agruparnos también por esta manera de aceptación, así, lo que a uno no le gusta, se une otro más, otro, otro y así una larga cuerda, de odios y rencores, que pagan normalmente siempre los más débiles, gente de manera individual o ciertos colectivos más desfavorecidos, que no son apoyados por nadie.
Para darle solución a todo esto, hay que actuar de forma personal, y comenzar a reflexionar desde el nivel más básico. Empieza por observar la vida, por entender quién eres tú; pues entérate bien, eres un milagro poco importante, entiéndelo, eres lo más grande, pero no eres imprescindible. Con este razonamiento, podemos iniciar una nueva forma de pensar, en donde nadie es más que tú, ni por supuesto menos, comprender entonces que el otro, no viene a agredirte, si no a complementar lo que tú no tienes, o lo que tú no eres.
Entonces, entenderás, que no puedes volver a tener esa prepotencia de decirle al otro lo que puede o no debe hacer, por el simple hecho de que a ti no te guste, o sea diferente a tus inclinaciones o pensamientos. Por eso, no hay nada más malo, que alienarse con otras muchas personas, como pasa en la religión, como pasa en la política y en cantidad de diferente sitios, que se aúnan en un pensamiento único para marcar una dirección, porque esto no es verdad, no es así; cada uno, por mucho que quiera, tiene una forma distinta de ver la vida, y es capaz de sacrificar su pensar (que es lo más grande que tenemos), por sentirse arropado con más personas, por tapar esos huecos y esos miedos que sufren, aunque eso signifique como siempre, apartar a mucha gente de su lado, a no aceptar y amar al otro, simplemente como es.
Una sola persona o un pequeño grupo de ellas, no pueden dirigir a su antojo a una mayoría, no consientas nunca, que alguien pueda destruir tú forma de pensar, digo tú forma de pensar, no la que te quieren inculcar ellos; llámalos curas, sacerdotes, políticos, empresas, ideologías, o sociedad en general.
Mira, esta vida es algo muy sencillo, tanto, como que vives un tiempo corto en este mundo, en donde tienes unas funciones biológicas básicas que cubrir, conviviendo con otras personas hasta el día en que te mueras, te irás igual que te fuiste. A partir de ahí, si quieres, puedes complicarlo hasta el infinito, ¿te apetece complicarte la vida?, a mí realmente no; considero que una vez, superada la adolescencia, y entrando en la vida adulta, una persona debe hacer un parón en su vida, desechar todo el lastre que no le sirva, sacudirse de tantas ideas impuestas, y buscar su verdadero yo, una libertad que puede hacerte más grande. Para comprender, que lo pasado, pasado está, para aceptarte por completo como eres, pero siempre con la mente en mejorar y cambiar hacia un mundo mejor; mírate en el espejo, no inventes realidades, fíjate en quién eres, no imagines ni finjas ser algo que no eres, sonríe y entiende lo que es la vida. No dejes que nadie deforme tu rostro, no le eches cuenta a todas esas personas, que por afán de poder, dinero, o simplemente porque están vacías, quieren hacerte ver que no eres nada y quieren decirte como ser feliz.
Tú sabes de sobra cómo ser feliz, busca en tu interior, no lo hagas fuera, ni en deidades que no responden, y si estás en paz contigo mismo, entenderás que te has aceptado tal como eres, y lo más importante, es que estarás preparado/a para aceptar a lo demás con su brillo personal. Recuerda siempre, nadie en esta vida, tiene derecho a imponer sus ideas a nadie, estas nunca se acatan, más bien se comparten con respeto... si tus ideas hieren a los demás y le restan libertad, acuérdate de que algo estás haciendo mal... seguramente el problema está en la no aceptación de ti mismo, que la estas proyectando hacia los demás.
Piensa, el éxito más grande que puedes alcanzar en esta vida, no es más que la aceptación de ti mismo... ánimo.
Para darle solución a todo esto, hay que actuar de forma personal, y comenzar a reflexionar desde el nivel más básico. Empieza por observar la vida, por entender quién eres tú; pues entérate bien, eres un milagro poco importante, entiéndelo, eres lo más grande, pero no eres imprescindible. Con este razonamiento, podemos iniciar una nueva forma de pensar, en donde nadie es más que tú, ni por supuesto menos, comprender entonces que el otro, no viene a agredirte, si no a complementar lo que tú no tienes, o lo que tú no eres.
Entonces, entenderás, que no puedes volver a tener esa prepotencia de decirle al otro lo que puede o no debe hacer, por el simple hecho de que a ti no te guste, o sea diferente a tus inclinaciones o pensamientos. Por eso, no hay nada más malo, que alienarse con otras muchas personas, como pasa en la religión, como pasa en la política y en cantidad de diferente sitios, que se aúnan en un pensamiento único para marcar una dirección, porque esto no es verdad, no es así; cada uno, por mucho que quiera, tiene una forma distinta de ver la vida, y es capaz de sacrificar su pensar (que es lo más grande que tenemos), por sentirse arropado con más personas, por tapar esos huecos y esos miedos que sufren, aunque eso signifique como siempre, apartar a mucha gente de su lado, a no aceptar y amar al otro, simplemente como es.
Una sola persona o un pequeño grupo de ellas, no pueden dirigir a su antojo a una mayoría, no consientas nunca, que alguien pueda destruir tú forma de pensar, digo tú forma de pensar, no la que te quieren inculcar ellos; llámalos curas, sacerdotes, políticos, empresas, ideologías, o sociedad en general.
Mira, esta vida es algo muy sencillo, tanto, como que vives un tiempo corto en este mundo, en donde tienes unas funciones biológicas básicas que cubrir, conviviendo con otras personas hasta el día en que te mueras, te irás igual que te fuiste. A partir de ahí, si quieres, puedes complicarlo hasta el infinito, ¿te apetece complicarte la vida?, a mí realmente no; considero que una vez, superada la adolescencia, y entrando en la vida adulta, una persona debe hacer un parón en su vida, desechar todo el lastre que no le sirva, sacudirse de tantas ideas impuestas, y buscar su verdadero yo, una libertad que puede hacerte más grande. Para comprender, que lo pasado, pasado está, para aceptarte por completo como eres, pero siempre con la mente en mejorar y cambiar hacia un mundo mejor; mírate en el espejo, no inventes realidades, fíjate en quién eres, no imagines ni finjas ser algo que no eres, sonríe y entiende lo que es la vida. No dejes que nadie deforme tu rostro, no le eches cuenta a todas esas personas, que por afán de poder, dinero, o simplemente porque están vacías, quieren hacerte ver que no eres nada y quieren decirte como ser feliz.
Tú sabes de sobra cómo ser feliz, busca en tu interior, no lo hagas fuera, ni en deidades que no responden, y si estás en paz contigo mismo, entenderás que te has aceptado tal como eres, y lo más importante, es que estarás preparado/a para aceptar a lo demás con su brillo personal. Recuerda siempre, nadie en esta vida, tiene derecho a imponer sus ideas a nadie, estas nunca se acatan, más bien se comparten con respeto... si tus ideas hieren a los demás y le restan libertad, acuérdate de que algo estás haciendo mal... seguramente el problema está en la no aceptación de ti mismo, que la estas proyectando hacia los demás.
Piensa, el éxito más grande que puedes alcanzar en esta vida, no es más que la aceptación de ti mismo... ánimo.