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miércoles, 8 de noviembre de 2017

La pieza que falta

Veo en esta sociedad tan diversa, cantidad de personas, cada una con sus vidas, con sus historias, y a veces parece que lo único que nos une, es la especie de dónde venimos, porque por lo demás llegamos a ser tan distintos, siendo iguales… que me cuesta reconocer que tengamos algún interés común o brille en nosotros algo de empatía hacia los demás. 

El trabajo nos ocupa la mayor parte de nuestro tiempo, y el poco que nos sobra, lo dedicamos a algún hobby, a una actividad concreta u otras cosas que nos gustan. Un@s lo dedican a jugar a los videojuegos, otr@s cuando llegan a casa siguen trabajando sin desconectar, algún@s se dedican al deporte por entero, otr@s a navegar por internet, las manualidades o el bricolaje, también el cuidado de animales, aquell@s a las compras compulsivas, otr@s a delinquir, algún@s solo buscan hacer dinero, meterse en la política para conseguir poder o simplemente pasan el tiempo viendo la televisión sin pensar en nada… 

Una variedad casi infinita, en donde ponerse de acuerdo, no entra ni por asomo en la mente humana… pero entre tanta diferencia, si hay un punto en común, todos tenemos algo que nos une de una manera inconsciente e inevitable, es como una pieza de puzle que falta en nuestro interior y que nos descoloca. Una pieza nunca hallada, nunca encontrada por el hombre, ni siquiera sabemos si existe o no, pero sería un alivio poder colocarla en este hueco tan importante, pues sincronizaría la manera de actuar de las personas. 

Te preguntarás - ¿qué pieza es esa…? -, pues es una incertidumbre, una semilla invisible que no germina, una cuestión que nos atormenta la mayoría del tiempo sin darnos cuenta. Algo tan sencillo como no saber para qué estamos aquí, una simple idea que nos tiene en vilo y descontrola esta sociedad, desvirtuándolo todo, llevándola al más absoluto caos, en donde la vida no se aprecia y nos inventamos realidades paralelas, para no aceptar esta gran duda. Si supiéramos de verdad que hacer en cada momento, todo sería diferente, muy diferente, pues hasta el hombre que se cree más prepotente, cae ante esta incógnita y se pierde totalmente, vagando entre miedos y egoísmos.

No a todo el mundo le gustaría ser su propio jefe, ya que conlleva a veces demasiadas responsabilidades, pero aparte de eso, ¿a quién no le gusta que en su trabajo, por ejemplo, le digan lo que tiene que hacer?, yo hago esto y aquello, ocho horitas, para casa y al final de mes cobro mi nómina… las preocupaciones para los que manden. En todo momento queremos saber qué tenemos que hacer, pues es muy cómodo, nos da confianza en que no nos equivocaremos y si lo hacemos, alguno se encargará de arreglarlo; una vida en donde no tengamos que dudar, que no exista miedo al fracaso, a saber siempre que estamos haciendo lo correcto y que contribuyamos al desarrollo de la sociedad, para un mayor bienestar de todos. 

Pero desgraciadamente, esto no es así, y todo queda sujeto a la libre interpretación de las personas, de manera que para unos, una cosa puede ser buena y para otros es lo contrario. Un tira y afloja, un construir para luego derribar, una especie de ying y yang descontrolado e imposible de dominar pues somos demasiados complejos y numerosos; sin contar, los engaños, mentiras y controles a los que nos someten los poderosos (políticos, religiosos, banqueros, empresarios y gente de las altas esferas), que hacen totalmente imposible caminar todos hacia un mismo sentido, para evolucionar a algo más grande, a lo que todos ansiamos, pero no conseguimos a pesar del paso de los siglos… 

Es verdad, la incógnita está ahí, y el libre albedrío creo que es demasiado bueno para nosotros, y al no saber usarlo correctamente, nos hace un flaco favor a la humanidad y al planeta entero. Pero no es menos cierto, que aunque la pieza no está, no se trata de buscarla ni sufrir por ello, quizás como raza superior debemos fabricarla nosotros mismos, tenemos ese potencial, porque cada uno presenta una diversidad diferente y la pieza ha de ajustarse a cada uno en particular. 

Por eso deja de rastrearla, no está en la política, ni en las religiones, ni en el trabajo, ni en la familia, tampoco en tus hobbies, ni en ningún sitio… a tenor de tu experiencia, y de los hábitos positivos, todos sabemos lo que es justo y/o correcto (básicamente al menos), la empatía vivida con los demás, y el descubrir de que no todos los seres vivos en este mundo lo están pasando bien, la necesidad de cambiar tantas mentiras y tradiciones malignas que nos retrasan en nuestro cambio hacia un mundo mejor, odiar todo lo que hacemos mal enseñado por nuestros propios padres… nos dará la clave, el molde, para fabricar esa pieza, que aunque no sea la ideal, es con la que todos soñamos, así aprenderás a saber, qué es lo tienes que hacer en cada momento, a tener la seguridad y la satisfacción de ser un adulto de verdad, para asumir responsabilidades, ayudar y cambiar los hábitos diarios, los que los jóvenes deben ver en ti, para que todo se renueve por fin. 

Es horrible notar todo esto en la cabeza y no saber encajar la última pieza, ¿qué tienes que hacer tú?, ese sin duda, es el gran rompecabezas… ¿Cómo te puedes olvidar de esto que acabas de comprender, y luego te pasas días enteros disfrazándola de tu memoria, y después, las noches dedicarlas a intentar reconstruir este maldito puzle una y otra vez hasta el amanecer?, ¿es qué no te cansas?... ¿cuándo comenzarán tus cambios de verdad?, ¿cuándo colocarás esa dichosa pieza que te falta?...

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