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miércoles, 3 de mayo de 2017

Evolución enferma

El otro día me vinieron recuerdos de conversaciones con un compañero mío de trabajo que ya está disfrutando de la jubilación, una persona con estudios, siempre con un gran afán de aprender y con mucha experiencia a sus espaldas, me encantaba charlar con él de cualquier tema y es una persona muy elocuente y lógica en todo lo que dice, no tiene miedo a la hora de decir las cosas y lo hace con bastante seguridad.

Me acuerdo de un día que hablamos de la naturaleza del hombre y de su evolución, él decía - el ser humano no ha cambiado prácticamente en nada en más cinco mil años, su comportamiento sigue siendo básicamente igual de primitivo… desde el principio de la humanidad, los hombres se reúnen en torno al más fuerte, que es el que manda y mata a los que no quieren seguirle o puedan quitarle el puesto, para ello tiene la ayuda del brujo o chaman, que a cambio de favores mantenía a los demás afines a las órdenes del que allí mandaba… ahora tenemos más tecnología, pero por lo demás todo sigue igual -.

Yo al principio, no lo entendía bien, pues pensaba en todos los adelantos y el progreso que el ser humano había conseguido, y no era capaz de ver mi similitud con uno de estos primitivos… pero más adelante si comprendí lo que este compañero exponía, sin duda, como sociedad, lo que nos diferencia hoy en día son las normas impuestas, si no las hubieras estaríamos igual.

Pues el ser humano hace o deja de hacer por obligación, miedo o imposición, no por caridad o empatía, y ¿esto por qué ocurre?, tal vez sea porque la necesidad que empujó al hombre a subsistir, a vivir una situación que lo trastornaba diariamente ya que tenían escasez de todo, por eso, no todos los días tenían algo que llevarse a la boca, e incitó a estos jefes a volverse depredadores a base del uso dañino de su fuerza. A conquistar nuevos territorios para asegurar su supervivencia, aunque eso implicara matar a la población que allí convivía en paz, hombres y animales.

Con un pensamiento, “vamos a extendernos todo lo posible, recojamos lo que podamos, luchemos por la materia prima, no sea que mañana no tengamos y muramos”, incluso cuando ya se tenía de sobra, estaba grabado a fuego, como un trauma por haber pasado demasiada necesidad anteriormente. Quizás un método muy instintivo de la naturaleza, de supervivencia del más fuerte, sin importar los daños ocasionados, dejándose llevar por esa teoría del gen egoísta, que en nuestro caso ya no debería ser una justificación, para explicar las atrocidades de este mundo enfermo.

Entre otras cosas porque ya no necesitamos jefes, no precisamos de conquistadores, pues el mapa de la tierra está completo, se ha derramado demasiada sangre con la cantidad de conquistas y reconquistas, que solo nos han traído más miedo, egoísmo y desolación. Pues este comportamiento es dañino, mezquino y miserable, revienta todo lo que toca, destruye sin compasión, le quita la vida a muchos, para asegurarse la suya, sin ni siquiera muchas veces estar amenazado realmente.

Y así llegamos hasta esta sociedad, en la que vivimos hoy en día, esa que llamamos civilizada, pero no es más que un mundo totalmente canalla y malvado, que está acostumbrado a este pensamiento destructor, siendo cómplices de todas las barbaridades que se cometen por cada minuto que pasa. Una psicosis generalizada que ve como normal, por ejemplo, las millones de personas que mueren de hambruna, el maltrato animal continuado veinticuatro horas, la contaminación, las guerras que se libran por puro interés económico y de poder… todo por el hecho, de que seguimos teniendo a fuego grabado en la mente, como dije antes, de una manera irreal, que se va acabar el alimento, que se va a terminar el territorio y hay que defenderse como sea, de este enemigo fantasma.

Por eso, ya es hora de entender que no podemos seguir ni un día más así, y en vez de usar esta actitud tiránica presente en la naturaleza, evolucionar hacia otra que también existe, que es trabajar para el bien común, crear una sociedad colmena, donde usemos la lógica, pues no tenemos que competir los unos con los otros, eso es un engaño de nuestra mente, un fallo sistémico de nuestros antepasados que nos está llevando a la ruina a pasos agigantados.

Construir una sociedad desde el respeto y el reparto equitativo, no lo que hay ahora, pues por tu culpa suceden todos los males de este mundo, tu pasotismo, tu egoísmo y tu ansiedad por vivir la vida con todas las comodidades, está matando cada segundo que pasa a millones de personas y animales en todo el mundo. Y cuando sigues viendo el telediario sigues aceptando todo el horror, toda la maldad que hay en nuestros corazones, pensando - la vida es así, que se le va hacer -, me asquea que sigas viendo todas estas desgracias como normal, reza para que no te toque a ti, alguna de estas desgracias…

Matamos, devoramos el planeta, comemos animales de manera criminal, sabemos que no está bien y seguimos así. Lo peor de todo es que trasmites a tu hijo y a los jóvenes en general, la misma mierda, que también tragarán ellos cuando sean mayores… ¿qué haces?, ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO!, ¿es qué eres tont@?... Siento vergüenza del hombre.

Realmente, mi compañero tenía razón, el no creía en la posibilidad de cambio, pues en su vida ya había visto bastante, como decía él, - compañero, más de lo mismo -. No sé si también tendrás razón en eso, pero yo al menos sí cambiaré, quizás eso anime a otros, y al final dejemos de ver como normal, lo que no lo es, y podamos curar nuestras mentes de tanta perversidad y malicia que nos tenemos los unos con los otros.

Compañero Carmona me sigo acordando de ti, y de los buenos momentos que pasamos, siempre de buen humor, tus risas se escuchaban desde lejos, gracias por esas charlas, tú hacías que las horas de trabajo fueran mejores, teniendo en cuenta, lo que teníamos que aguantar diariamente por parte de las malas personas que teníamos a nuestro alrededor.

2 comentarios:

  1. Tristemente y verdadero. Yo pienso que no puedo cambiar al mundo, ni a mis vecinos, quizás influir en mis familiares más cercanos, pero ¡sí puedo cambiar yo! y de esta forma contribuir de forma infinitesimal. Gracias por contribuir a crear conciencia.

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  2. Esa forma de pensar es la que moverá la humanidad. Sigue adelante.

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